Esas alondras
dulces melodías- tlan
en el encino
En el invierno
las azucenas-blancas
también son nieve
la luciérnaga
por las noches-tropieza
con la oscuridad
un arco iris
es radiante corona
en la montaña
cuando amanece
las golondrinas-suplen
a las estrellas
Mirlo entusiasta
en el sauce trastoca
luz en canciones
La oropéndola
antes de ser par- de alas
era un girasol
De la nostalgia
melodioso médico
voz del ruiseñor
es la hojarasca
plasmada en el- estanque
naipes de otoño
¡oh! gran pavo real
en tu bello abanico
la primavera
Al amanecer
las golondrinas suplen
a las estrellas
El crepúsculo
guarda en el horizonte
aves y nubes.
olor a nardos
la brisa mete al prado
por la ventana.
Podría llorar
pero el viento de invierno
se anticipa con hojas.
El crisantemo
ha sido testigo fiel
de cuanto de amo.
El ruiseñor
esta tarde me ha dicho
que volverás.
Corteza de árbol
las hormigas se alimentan
de otras ya muertas.
Cima del cerro
hasta allá se escucha
tañer las campanas.
El quieto reloj
deshoja las gardenias
que te regalé.
Nada de frutos
sólo un pájaro viejo
sobre la rama
Elías Dávila Silva
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