De entre la poesía breve, el haikú es el más difundido. ¿Por qué? La Internacional Microcuentista lo pregunta al poeta mexicano José Antonio Íñiguez Narváez. A su respuesta, sigue una muestra de sus haikú.
¿POR QUÉ ESCRIBIR HAIKÚS?
El haikú en esencia es munición, artilugio de lucidez, destello de asombro. Escribirlos por eso, sean métricos o en verso libre, conlleva un esfuerzo que sólo se satisface en plenitud cuando la mirada inquisitiva del haijín logra adentrarse con atención en ese espacio en blanco, donde se saturan todas las formas y aromas de la naturaleza.
El haijín sólo así logra, como escribió en algún poema Severo Sarduy, dibujar un paisaje con las vocales; un paisaje que debe, ante todo, asombrarnos por su sencillez y sabiduría.
El haikú por eso nos demuestra que la verdad poética debe ser dicha con sutiliza y claridad. El haijín debe saberse entonces no un hacedor orgulloso, sino un cazador de los misterios más profundos de la naturaleza.
Su deber, como consecuencia, es buscar, sin confrontaciones, allí donde árboles, ríos, piedras y, sobre todo, el tiempo manan de esa verdad misteriosa, que se sabe ya desdoblada en lo imperceptible.
Por esa razón intrínseca, es que se sigue escribiendo haikús, y porque, como dijo Vicente Haya, el ser humano, o, siendo más concretos, el haijín está ansioso –y probablemente lo estará siempre- por enraizarse en el mundo; ese mundo del que nunca nos hemos despegado, pero que terminamos muchas veces por negarle la vista.
VERANO
(Fragmento)
IV
¡Silencio, grillo!,
quiero escuchar tan solo
si vuelve el fresco.
V
Cielo sereno:
solo las aves surcan
irreverentes.
VI
Ni hojas ni lluvia:
la brisa sólo trae
polvo de ayer.
VII
¿Solo mi sombra
ha quedado de la noche?
Sol despiadado.
XII
Bebo del agua
que me ofrece un riachuelo:
¡quisiera el río!
XIII
No se detengan,
pájaros. Aleteen…
mientras descanso.
XIV
Bebí del mar
o mi propio sudor;
ya no recuerdo.
XVII
Luna, ¡retírate!:
tu luz, a media noche,
trae el verano.
XIX
Cae una gota
del grifo. ¿Dónde está?
Tierra sedienta.
XX
¿Andar? ¿Vagar?
¡Dime, oruga paciente,
de qué sol eres!
XXIV
Nadaré mucho:
puede que en lo profundo,
invierno sea.
INVIERNO
(Fragmento)
I
Cielo cerrado:
ni siquiera la luz
calla la lluvia.
III
Nunca es tan cierto
el rayo en mi ventana,
si no lo escucho.
VII
Detente, lluvia,
el árbol del jardín
me dice: ¡basta!
VIII
Ladran los perros;
entre la lluvia, un trueno:
nadie lo escucha.
IX
No llores más,
árbol de mi ventana:
la nube pasa.
XI
Pasa en silencio,
y no arruines la niebla,
sol invernal.
XII
Sobre el estanque,
nada una hoja reseca,
¿o surca el cielo?
XIII
Furioso río:
en sus corrientes lleva
mis ojos quietos.
XV
Todo es inútil.
Ante el brasero acerco
mis manos crudas.
XVIII
Pobres urracas,
¡si su canto pudiera
romper el frío!
XXIV
Ya volverás
a llover, triste nube:
siempre volvemos.
De Instante
José Antonio Íñiguez (Distrito Federal, Méjico 1991).
Sus poemas han sido publicados en diversas revistas y suplementos del país. Es autor de Instante (de próxima publicación. Fue incluido recientemente en:
"Los caminos de la lluvia": muestra poética de Cancún (Ediciones Del lirio, 2013)
"Los volátiles" :Antología de poetas nacidos en los 80 y 90 (Juanita Cartonera, 2014).
Actualmente es editor y colaborador de la editorial Letramar (CCL, Cancún).
Publicado 12th April 2014 por Unknown
Fuente:
http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/2014/04/haikus-de-jose-antonio-iniguez-narvaez.html
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