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viernes, 20 de enero de 2017

Una entrevista a Vicente Haya





El profesor Vicente Haya Segovia




-¿Por qué escribir haikus hoy?

Hoy, como ayer, el ser humano está necesitado de enraizarse en el mundo, de atender a lo que sucede, de registrarlo todo. Somos los que ambicionan hacerse con los instantes. El haiku es un medio tremendamente efectivo para pulir nuestras inconsistencias, para abrir sitio a lo sagrado en nosotros, para adiestrarnos en la Ví­a.

-Hay quienes afirman que no se puede escribir haikus si no se es japonés…

Sólo un ignorante podría afirmar tal cosa. Nosotros no tenemos menos corazón que los japoneses ni menor necesidad de educarlo. Lo que es cierto es que no se puede escribir haikus sin saber lo que es el haiku.
El haiku es un arte japonés, esto quiere decir que para comprenderlo hay que sumergirse en un modo concreto de sensibilidad. Pero, una vez que nos hemos impregnado de esa forma japonesa de estar en el mundo, es válido todo aquello de nosotros que ha sobrevivido a la experiencia.
El haiku evoluciona porque no es un arte de museo, y una de sus posibles evoluciones le vendrá de la mano de los occidentales que hayan llegado a calar hondo en él.

-Pero, ¿se puede extrapolar la espiritualidad japonesa al mundo occidental?

No se trata de implantar en España la “espiritualidad japonesa”, sino un modo específico de acercarse a lo sagrado, inventado en Japón, cierto, pero no por eso menos universal. Lo sagrado, si es real, no tiene adjetivo. No es “lo sagrado oriental” o “lo sagrado semita”. O es sagrado y entonces es universal, o no es ninguna de las dos cosas, ni sagrado ni universal. He dicho que el haiku era un arte japonés y que hay que sumergirse en la cultura de la que nace, como el flamenco es un arte andaluz y no puede llegarse a la entraña ajeno al lugar que da origen a esa sensibilidad. Pero eso no quiere decir que los japoneses tengan el monopolio del acceso a lo sagrado, ni siquiera a través del haiku. Más al contrario, la sociedad japonesa está muy desorientada respecto al valor de su mundo tradicional, al tiempo que nosotros cada vez más estamos haciendo un haiku limpio y humilde, como el de Buson.



Yosa Buson 与謝蕪村 
(1716-1784) 



Usted defiende un concepto de haiku japonés. ¿No son válidas otras formas de acceder a esta manifestación poética?

No. El haiku es lo que es. El haiku no es senryu», no es zappai. A veces en Occidente se habla de haiku cuando de lo que se debería hablar es de alguno de esos otros dos géneros. Sólo hay un camino. Como 
dí­ría Santôka: Kono michi shika nai. Queremos abrir nuevas vías al haiku antes de saber lo mínimo sobre qué es el haiku. Tenemos prisa y carecemos de cortesía. Así no vamos a ninguna parte.

-¿Qué le parece el haiku urbano?

Este subgénero no existe en Japón. Se habla de “haiku contemporáneo” y se presupone que hay dentro de él un espacio posible para todo lo que es actual. He oído expertos japoneses argumentando que el coche del siglo XX es el carro del XVIII, y que por qué uno merecería entrar en el haiku y otro no. Yo creo que el asunto es si queremos conservar de nuestro mundo los coches, los edificios, los postes eléctricos, el béisbol…, El haiku no es sólo lo que plasma un mundo, sino que también el mundo que quieres plasmar. No es sólo la realidad que te circunda, sino la realidad que quieres preservar. Y es imposible que te emocione, que tengas aware por algo cuya perpetuación no deseas. El haiku no sólo da fe de tu mundo sino que a veces te obliga a cambiarlo por otro, o a huir de él y buscar otro hábitat donde la experiencia espiritual te sea más posible. No niego que existen “haikus urbanos” de una gran calidad y capacidad de emoción, pero hay que tener cuidado con que no sea un consuelo para gentes con una sensibilidad abotargada, cobardes que temen entregarse a la Naturaleza.

-¿Se puede enseñar a escribir haikus?

Sí­. El haiku es una técnica. Y, como todas las técnicas, precisa estudio. Los grandes maestros de haiku pulían sus haikus durante años y comentaban entre ellos cómo perfeccionarlos. 
El haiku no es instinto, es elaboración. Pero sólo técnica empleada por alguien sin sensibilidad, o por alguien vanidoso, se nota en seguida si lo que hace es un haiku. Lo que no puede la técnica es anticipar estadios espirituales que aún no has logrado. No puedes fingir estar donde no estás por más técnica que tengas. Porque el haiku no engaña. Es transparente. Para eso tiene la falta de recursos literarios que tiene; para que todo se note más.



"Gente bajo los árboles de arce"
Pintura de Hiroshige 
(1797-1858)



-¿Qué le parece la relación entre el haiku y las artes plásticas como la pintura o la fotografí­a?

De esto he hablado ya mucho en Haiku-do (Kairos) y El corazón del haiku (Mandala).

-¿Hay un renacimiento del haiku en español?

Desde hace unos diez años, gracias a páginas web como El rincón del haiku, se ha producido en castellano una auténtica escuela de haiku. Es algo emocionante ver cómo los esfuerzos no caen en saco roto, y hasta qué punto los que comienzan a escribir haikus se están dejando guiar por su sinceridad y su fino olfato. Desde luego que hay los típicos tertulianos de salón, con mucho tiempo libre y demasiada vanidad para reconocer que se han inventado el haiku y se han autoconstituido en maestros antes de haber puesto un pie en Japón, gente que no han encontrado cabida en la literatura occidental y quieren ser maestros en cualquier otro mundo que no les exija tener ningún talento literario. Y se aprovechan de que el haiku ha sido durante décadas tierra de nadie. Pero actualmente es ya difícil engañar a las almas cándidas que se acercan al haiku sobre quién sabe y quién no sabe. Estos “falsos maestros” son ya una excepción y están en vías de extinción.

¿Qué le parece la situación actual del haiku en español?

Hay que trabajar más. Todavía falta mucho. Estamos en la prehistoria. Pero en la prehistoria que ya ha inventado el fuego y la rueda. Es cierto que podría haber cientos o miles de buenos escritores de haiku, con el tiempo que hace que teóricamente se conoce el haiku en España e Iberoamérica. Y no los hay. Pero al menos hay una docena de buenos escritores de haiku en castellano. Estos serán maestros de los que vengan después. Lo importante ahora es poner orden. Esto ha sido hasta ahora un crecimiento tumoral: hay que cortar, sanear y establecer las condiciones de una vida saludable en el cuerpo místico del haiku para que el paciente viva mucho tiempo y siga viajando de aquí para allá. Porque el haiku es viajero y le gusta expandirse, pero con disciplina. Sin orden, no hay haiku.


"Zorro en las cañas"
Pint. de Koson Ohara 小原 古邨 
(1877-1945) 


¿Puede innovar el haiku en occidente? ¿En qué dirección habría que ir?

No puede hacer evolucionar el haiku quien no sabe qué es el haiku. La única propuesta seria de futuro es la que parte del presente, ese es el problema de muchos autores occidentales de haikus. Que sin haber llegado al haiku actual con todos sus matices, sin conocer apenas la historia del haiku y de sus protagonistas, ya pretenden estar innovando. No basta con haber leído un haiku que hable de rascacielos o de béisbol para proponer algo que sirva al haiku de punto de evolución. El haiku tiene su propia historia y hay que recorrerla para llegar al presente y atisbar desde el presente el horizonte. Ni siquiera estudiando a fondo a autores actuales como Santôka podemos situarnos en la perspectiva del horizonte. Hay también que estudiar qué se ha hecho, qué ha tenido éxito y qué ha fracasado en el pasado. Es como si pretendiéramos pintar sólo conociendo a Picasso.
La única dirección que puede tomar una propuesta futura de la evolución del haiku es la de una mejor captación de lo real ahí fuera. Y la única fórmula, siempre la misma, en Buson, en Santôka o en Seishi, es una mayor intimidad con el mundo.



 Monje Taneda Santôka 
(1882-1940)



-Una vez que se han aprendido todos los procedimientos, todas las técnicas, todas las características, ¿no habrí­a que desnudarse y acceder al haiku desde la inocencia, desde la pureza?

Sí. Efectivamente. Pero ¿cuántos occidentales podrían decir que “han aprendido todos los procedimientos, todas las técnicas, todas las características”? Yo no conozco a ninguno. Ni siquiera Blyth o Seiffert. 
Hay que haber leído cientos de miles de haikus para desarrollar el haimi (sabor a haiku). No perdamos de vista que la producción anual de haikus es de un millón de haikus bastante notables. Es una fertilidad tal que ni siquiera desde Japón y familiarizado con la herramienta del japonés se puede abarcar. ¿Quién en Occidente, habiendo leí­do ciento cincuenta haikus de Bashô o Shiki, doscientos haikus de Buson, trescientos de Issa o Santôka, cien de Ryokan y pare usted de contar, quién puede decir que ya conoce el haiku japonés? 
Probablemente al idioma castellano no se hayan vertido ni siquiera un millar de haikus japoneses… No, hace falta humildad para estar toda la vida aprendiendo. Nuestros haikus no deben tener otra pretensión que ser la palabra que acompañó nuestra ignorancia. La palabra de un caminante que no sabe dónde está su meta… Fertilidad salvaje del haiku. 
El haiku es una selva que no se termina nunca de recorrer, en extensión, en profundidad… Cuando has acabado la selva de fuera te queda la selva de dentro. Las reglas del haiku, como las de la selva, son sólo reglas para tu supervivencia. No son límites en el sentido de algo que te aliene, sino límites que te hacen posible



"Nieve en el templo de Zojo"
Pintura de Hasui Kawase 川瀬 巴水
(1883-1957)





Fuente:
http://www.motomachicakeblog.com




lunes, 29 de septiembre de 2014

Asombros afines: "Casa de Ausencias"



"Casa de Ausencias"
 de Karina Madariaga 



Epígrafes de Ginés García 

¡Cuánto pobre sueño mío 
en tu mirada olvidado! 




La poeta Karina Madariaga 
fotografiada por 
Mariana Marziali 


"El paisaje me habla; así lo vivo...
el campo, el río, el ambiente rural, los arroyos del pago, los puentes…los viejos árboles…."
-Karina Madariaga


*

"Casa de Ausencias"


Un solo cable de luz recorre la villa. 

Una arteria seca y negra que marca el día y la noche. 

Una soga humana para decidir las lunas y los soles. 

El cordón umbilical que muestra, sólo un poco, 

los cartones encimados 

los perros y sus heridas 

los viejos y sus heridas 

los niños y sus heridas 

los bebés y sus heridas 

(Las heridas de la vida. La vida misma herida) 

los trapos gomosos y mojados 

el olor de la orina en los rincones 

el amoniaco evanescente en los árboles 

el susurro de los árboles centenarios 

el susurro del amor en los troncos vegetales 

el aprender a escribir en la piel del árbol mayor 

el corazón grabado en la corteza casi humana del hermano vegetal 

las tetas secas de las doñas 

los pezones dulces y oscuros de las vírgenes 

los mocos verdes que ya maduran de los resfríos infantiles 

los ojos secos que ya no brillan de los viejos pobres 

las camas calientes abrazados a los perros 

los amores perros. 

Dar a luz. El caos. El amor. 

La primera ilusión, el bien primero, 

el miedo heroico de quererte en vano 

La vida empuja, la vida no es precaria, embruja. 

Hay más amor en estas zanjas que en todos los pavimentos. 

Los ojos brillantes y las dilatadas pupilas del amor sin vergüenza. 

Los negros sinvergüenzas. Manos negras en negras trenzas. 

Las manos calientes del amor. 

Los labios húmedos de las pibas de la villa. 

Los brazos de barro de los pibes mozos. 

Los cabellos esponjados de humo. 

El amor y la quema. El amor quema. 

Las venas azules de los brazos abrasados. 

Las camas increíbles con increíbles frazadas. 

La cama de hojas lanceoladas de menta bajo el amor. 

La sábana de los yuyos verdes y fornidos bajo el amor. 

Los pétalos entumecidos, perfumados, suaves después del amor. 

El eucaliptal dormido y su exhalación nocturna, despojada, 

serena y enamorada, soplando desde la barranca… su olor. 

Un chorro de agua en el rincón cercano 

se rompe en el tazón de mi memoria. 

Acá no hay fuentes de agua para adornar y menos para beber… 

Acá se toma cuando se puede. Acá se toma como se puede. 

Nos niegan el agua -¡el agua!- y nos mantienen con caña. 

Y nada más hay una sola canilla, muerta de sed, 

una sola canilla que no hace la lluvia ¿ven? 

Pero gracias al cielo la lluvia no nos olvida, no quiere, 

aunque también es cierto que ayudamos bastante: 

cuando los tachos secos como los pechos de las miserables rechinan 

y hay algo en los párpados turquesa que tientan el cielo 

y hay algo en el canto del gallo desafiante 

y hay algo en el canto de los pájaros para que amanezca 

¡gracias a nosotros el cielo no nos olvida!. 

Cae la lluvia silenciosamente 

sobre otra lluvia triste de hojas muertas 

Y la lluvia fecunda los tachos y el agua repiquetea en las latas 

y la tierra y sus polvos se aplacan 

y las pupilas se humedecen porque el cielo llora 

su elegía insípida, líquida, inodora… 

Nace el barro en los pies desnudos, nacen los pies del barro oscuro, 

se mete y hace ruidos y aplausos entre los dedos descalzos 

y aparece en la piel de los pescados, y enturbia sus ojos sudamericanos. 

La villa es un pez extraño, imposible…el villorio agonizante resiste: 

las escamas de la villa, las chapas como escamas marchitas; 

como los ojos negros de los peces vivos, 

son los ojos de brea del último muerto amigo; 

los baños en el río y el amor en el arroyo; 

la última ahogada en el remanso tortuoso, 

en el cauce para siempre perdida; 

las semillas del amor en el barro de las manos 

enjuagadas con el agua fecunda del gran río; 

el padre río y sus peces de plata y oro, enamorados 

de aquellos primeros hombres y sus sueños dorados. 

La villa sabe en su agonía crepuscular 

de los escapes furtivos en la noche. 

Entre los árboles, de plata es la luna una pandereta, 

como una lata de duraznos sangrantes recién abierta. 

Brillante sobre los eucaliptos, ángeles custodios, la luna… 

Astro angelical de blancura y dureza, cual hálito de bruma 

nos visita, no nos deja, no se apaga, a pesar de todo… 

Toda la luz de la villa dependiendo de que nadie corte la luz, 

la noche a la espera de que alguien desenchufe el cable… 

…para que vele tu sueño 

y, en tu dormida ignorancia, 

no sepas que hay un insomnio 

que, entre las sombras, te aguarda… 

En una letrina una luz inexplicable persiste. 

En una letrina la blanca luz candorosa ilumina. 

En una letrina la madre dice que todos esos, 

especialmente todos y esos, son sus hijos. 

El señor ha hecho en ella grandes cosas. 

Los árboles son testigos, pero 

la villa duerme, duerme tranquila el pulso de la risa 

El señor hará por ella grandes cosas. 

Pero la villa aún no lo sabe. 


Primer premio del Certamen “Ginés García”
(Noviembre de 2010)



Con todo mi respeto a los contertulios del foro, quiero compartir un poema que me ha prendado.
Deseo que sea disfrutado...
-Mirta Gili en el foro "El Rincón del Haiku"




***



Karina Madariaga
(San Nicolas del arroyo-Argentina)


...un campo, 
sembrado, 
visto desde la ventanilla de un auto… 
y vi tan claramente los versos de ese poema que para mí, de ahí en más, 
sería el campo… 
una inmensa página negra, 
verde, 
azul…
dibujada de versos.

-Karina Manariega-


*

Extractos de una entrevista de Ileana Andrea Gómez Gavinoser

1)    ¿Cuál es la relación de tu poesía con tu terruño natal?

El paisaje me habla; así lo vivo.
Antes de leer y escribir percibía de manera muy natural la presencia de la naturaleza.
En el caso de mi terruño, el amor por la ciudad se fue gestando muy de a poco;
primero fue el campo,
el río,
el ambiente rural,
los arroyos del pago,
los puentes…
los viejos árboles….

Recuerdo que en la escuela secundaria, al leer que la palabra verso derivaba del latín versus, y que eso era un surco para el pueblo romano, netamente  agrícola, la imagen que me vino a la mente fue la del campo, sembrado, visto desde la ventanilla de un auto…
y vi tan claramente los versos de ese poema que para mí, de ahí en más, sería el campo…
una inmensa página negra,
verde,
azul…
dibujada de versos.

Sobre los últimos años este afán de conocer y saber, y hacer saber.
…. El paisaje de la fábrica me mostraba las chimeneas del alto horno y en esa expansión de humo creía ver una fábrica de nubes…
siempre la poesía uniendo,
acercando,
comulgando…

...fue en las revistas Acero que mi papá traía a casa, que leí esos primeros cuentos fantásticos, con fotos en blanco y negro, que me hablaban de cosas que los libros de la escuela no.

...por ser hija de padres nacidos en otro lugar de la provincia, Salliqueló que significa “flor de los médanos”y es en esos médanos que cambiaban de lugar, o en los bosques de eucaliptos o de tamariscos de mi madrina
que el paisaje me habla.

Creo que los escritores llevamos un alma forjada en las impresiones de los terruños amados, como si fuera un collage de paisajes implícitos que   con pasión afiebrada queremos contar, mostrar…

Mi terruño tiene la arena de Salliqueló
y el barro de la orilla del Yaguarón;
la leyenda de la bestia guaraní que dio forma a la barranca y los sucedidos del campo;
el canto alerta de los teros
y las risas adolescentes de las bandadas urbanas de gorriones;
la tersura quieta del agua de los estanques
y su molino
y el arrullo del agua marrón que corre hacia el delta…
y tiene aromas de peperina,
y la frescura de una piedra a la intemperie…

2)    ¿Por qué has elegido la literatura como tu expresión, como tu voz?

...puedo sentirlo parte de mí, o sentirme parte de ello. Somos seres de palabra, y decir y nombrar está en nuestra naturaleza.

...siento: enormes deseos de comunicar ésta, mi experiencia, mi sentir, es cierto, pero sobre todo de saber y conocer el mismo mundo con los ojos de los otros, tener las miradas que enriquecen la experiencia de las percepciones…

Mario Verandi dice en un poema suyo “Hay tantas cosas que creen  en mí, hay tantos dolores que curo de palabra”… creo que por ahí va la cosa.

3)    ¿Cómo fue tu itinerario interior desde tu primer poema hasta el día de hoy?

Este recorrido fue en principio un desahogo. Me llevó a escribir de una manera natural la necesidad de manifestarme por la extracción de un árbol en el fondo de mi casa. Tendría 7 u 8 años. No quería que sacaran el árbol, pero estaba herido y al partir el tronco, rebalsó de gusanos blancos… así que, a la tristeza por la pérdida se le sumó la angustia por esa muerte lenta y repugnante, ahí, atrás de mi ventana, sin haber hecho nada.
También por esos años, en el medio de un viaje, vi un campo de lino en Santa Fe, y verlo tan cuadrado y celeste, me hizo ver que parecía un pañuelo, y de esa comparación a nombrarlo “pañuelo celeste”, callando el elemento, hubo un paso.  Querer anotarlo para que no se me olvide esa mudanza de sentido, que luego supe, se llama metáfora…. Como luego  entrevistar a mi papá para que me contara de sus mascotas, del campo, de los abuelos que no conocí, todas esas acciones tienen que ver con el afán de recopilar, investigar y comunicar que luego ejercí, por ejemplo, en la radio de San Nicolás, LT 24 durante más de cuatro años.

Veo que siempre he hecho las mismas cosas, miro mis actitudes o comportamiento actual y como en una puesta en abismo se me vienen a la mente sendos actos germinales en la infancia o la adolescencia.

Me ayudó mucho para crecer la curiosidad,
el querer entender cómo determinadas cosas podían contarse de esa manera, o de otra.

En la escuela devoraba los libros, es cierto.
En la secundaria me salía del corset del programa o libro de rigor, para descubrir otros o similares en la biblioteca. Y cerca de los 16 años tomé una charla literaria, fui a una conferencia de un escritor llamado Alberto Lagunas que hablaba de Horacio Quiroga, de quien había leído hasta el recitado sus cuentos de la selva.
Y vi que podía decirse más de lo que la escuela mostraba.
Algo que me marcó profundamente de ese encuentro, además, fue el hecho de ver tanta gente que se interesara por ello, y supe que todas esas mujeres jóvenes eran estudiantes de letras…
Era la época en que decidí que quería seguir esa carrera.
Afortunadamente se cursaba tan cerca de mi casa, y estaba a mi alcance…
Ese escritor fue mi profesor de Literatura griega y meridional, y en el marco de sus clases pude animarme a mostrar un poema, por primera vez.

Todavía recuerdo que me parecía que mi pobre texto estaba puesto en una cama de autopsia, y todos opinaban sobre él, y analizaban sus partes, y señalaban repeticiones o lugares comunes
… fue muy impactante tomar esa distancia.
Luego Lagunas me dijo que era publicable, y que para quebrar las reglas había que conocerlas. Atesoro ese momento en la memoria.
Íbamos caminando por una callecita lateral, ya a la salida del profesorado…
Nunca le dije que su conferencia de Horacio Quiroga fue tan importante para mí.
Debería hacerlo.

4)    ¿Qué rol desempeñas en tu ciudad y qué quieres transmitir a tus alumnos cuando enseñas literatura?

En mi ciudad sucede conmigo una cosa curiosa, que me divierte bastante: suelo ser inclasificable.
No aciertan a presentarme como docente,
o realizadora,
o gestora cultural…
inclusive a veces me han dicho colegas, en la sala de profesores, “ah, yo creí que dabas clases de ciencias naturales”.
Esto de andar compartiendo camino con la ong Acuerdo Ambiental, desde sus orígenes, hace que muchos piensen que me ocupo de temas ambientales ecológicos.
Y hasta a veces he escuchado, “por qué das ese tema si no tiene que ver con el programa de Literatura”. Realmente, y por todo lo que te decía antes, concibo la realidad como algo entero, no estancado en compartimentos  exclusivos.

Cuando enseño literatura trato de transmitir amor,
entusiasmo,
y dar herramientas
o un marco para que sean autónomos
y disfruten de la lectura.
Hoy más que nunca es necesario leer y comprender, no sólo lo escrito,
sino las imágenes,
¿cierto?
Por eso propicio actividades en las que leen la realidad,
un cuadro,
una lámina,
un video clip
…esas estéticas les resultan más cercanas y desde ahí,
a la abstracción de la palabra.

5)    ¿Qué relación guarda tu poesía con tu yo más interno y con relación a todo tu entorno?

Creo que se nutre de ese ambiente y del paisaje interior del que te hablaba.
Porque habla de lo mismo,
o porque no tiene nada que ver,
que es otra forma de tenerlo en cuenta,
siempre se relaciona.
Hay como lazos invisibles que establecen su impronta.
La poesía embellece el mundo, el mundo es poesía para los ojos del poeta.

6)    ¿Qué es la poesía?

Es realización expansiva,
es un espacio para dar y recibir,
es un gran trabajo tratarla
y un enorme alivio que vea la luz.
Es un acto generoso el darla a otros.
Y es generoso leerla dispuestos
sin pereza,
para resignificarla continuamente.
Es como el lenguaje de Dios.

7)  ¿Cómo concibes tu vida en y con la poesía y las demás Artes?

Concibo una vida dedicada a ello, en ese sentido la vocación a veces es como una condena,
porque cuando disfrutás de tu trabajo,
no hay horas libres
o vacaciones.

9)  ¿Qué significado de vida tiene para ti tu reciente premio en poesía?

Es un gran alivio,
siento que ahí estoy yo,
que pude vencer algunas barreras y construir algo sólido.

¿Soy una docente que escribe?
¿soy una escritora que da clases?
En esos umbrales de dicotomía, llega el Certamen Ginés García a recompensar ambas esferas juntas.

Como premio, el hecho de poder conversar sobre mi escritura con la autora Alicia Genovese (Jurado que eligió mi poema entre todos los de la provincia, junto con Diana Bellesi) me da otra dimensión de las cosas.

Hacer explícitas algunas cuestiones, ser consciente de algunas cosas, reconocer en mis poemas lo que tienen de fortaleza, hacerlo parte del oficio… todo esto, me gratifica enormemente. Cada encuentro con Alicia en su casa, es una marco para encauzar las imágenes, construirlas, seguirlas en su fortaleza, identificarlas… realmente disfruto mucho ese espacio.

10) ¿Piensas publicar algún libro próximamente? ¿qué significado tiene para ti esto?

Estoy trabajando en la reedición de un libro clásico de nuestra ciudad, conocido como los DOCE POEMAS.
Por otra parte estoy preparando una serie de historias para la calle histórica De la Nación,
de nuestra ciudad,
una especie de memoria ficcional
desde la voz de los edificios patrimoniales más representativos,
como la Casa del Acuerdo,
el cine teatro Palace, demolido, etc.
Entre ellos, la inclusión de los edificios escolares es prioritaria, para construir esta noción de valor patrimonial en las comunidades educativas.

11) Por último, un pensamiento o sentimiento acerca del arte que profesas.

Ejercer  este oficio,
y enseñar son un continuó en mi vida.
Esta inclinación  voluntaria en la que persisto,
y la continuación en ello hablan de afecto,
interés
y perseverancia.
Tenaz, entusiasta o porfiada,
anhelo seguir creciendo.




Pintura de Hasui Kawase 川瀬 巴水(1883-1957) 




Fuente:
http://www.elrincondelhaiku.org/foros/viewtopic.php?t=20073&highlight=isa
http://blogsdelagente.com/ileanaaggavinoser/2011/04/26/la-poeta-karina-madariaga-san-nicolas-de-los-arroyos-desde-su-mundo-poetico-interior-hacia-la-belleza-del-mundo-circundante/
http://www.diarioelnorte.com.ar/nota4729_proponen-declarar-el-%E2%80%9Cdia-de-la-%C3%91%E2%80%9D-para-poner-en-valor-la-letra.html


lunes, 10 de septiembre de 2012

Haikus de Genaro Ortega




Genaro Ortega Gutiérrez




雨に隠れてマリオネットの糸を解く

Ame ni kakurete
marionetto no
ito o toku

A espaldas de la lluvia
desenredando
hilos de marionetas

*

Sombra mullida.
Pacientemente aguardan
los gatos regios.



Miras el orden
de las tardes muy quietas.
Dos sobre cien.



Dice el zapato:
-Soy demasiado viejo
para cruzar.



Nieve de otoño.
Una bandada errante
serán las rosas.

El cielo acecha.
Grazna, gris, el otoño.
Silencio muerto.



Sonidos blancos.
Por la pluma lluviosa
resbala el sueño.



Dale la vuelta.
Huevos, cebolla y papas.
Dale otra vuelta.



Torpes cortinas.
La imposible mudez
no te sostiene.



El frío astuto
ruboriza los senos.
Plato con uvas.

Asoma marzo
por la ventana, hiriendo.
Pollo y ajos tiernos.

Crecen muy lentas
las raíces del brezo.
Muerdo serpientes.



Cruje la cama.
La tormenta arrecia
rompiendo rosas.



Es el vacío.
Mar perdido, jugado.
Yo permanezco.

Siglos después,
hoy, tirito de frío.
Abro la puerta.



Lino silvestre.
Corto la conexión
con el recuerdo.

*

Buganvillas.
He pasado cientos de veces
por su lado.
(2012)

*

Viento en la cara.
La calle asciende un poco
antes del parquing.

*

Luna de enero.
Totalmente tapada
por el pinar.

*

Ha salido el sol.
Las nubes que pasan
vienen del mar.
(2012)

*

Martes, nublado.
En la vieja nevera
sólo hay naranjas.
(2013)

*

Hay luna llena.
Nada se mueve
desde el atardecer.

*

Sol de la tarde.
Pasan los campos
del verde al amarillo.
(2012)

*

Enero, año uno.
Entrevés un pedazo
de cielo gris.

*
Mañana de invierno.
El cielo está azul
y despejado.
(2013)

*

Revienta abril.
Necesito cambiar
de domicilio.

*
Hay luna nueva.
En las ramas más altas
tiembla una nube.
(2013)

*

Lápiz gastado.
Sin luces en casa
esta navidad.
(2012)

*

Azul entero.
Picotea la risa
sobre la escarcha.

*
Tarde de otoño.
Se agarran a los juncos
algunas hojas.
(2012)

*

Viento y frío.
Nada hay que dure menos
ni que dure más.
(2012)

*

Jardín de invierno.
Una hilera de nubes
casi moradas.
(2012)

*

Lluvia de otoño.
Todavía es más azul
a la izquierda.
(2012)

*

Las uvas del otoño.
La soledad
del queso.
(2012)

*

Mediodía de otoño.
Aparto las hojas
con el pie.
(2012)

*

Pasa la nube.
El resto del camino,
hablando solo.
(2012)

*

De pronto, no hay nadie.
Piedras apiladas
en el camino.
(2013)


-Genaro Ortega Gutiérrez




Pintura de Hasui Kawase 川瀬 巴水(1883-1957) 




Fuente:
http://gotasdehaiku.blogspot.com.
https://www.google.es/search?