sábado, 26 de agosto de 2017

Un silencio que huele a musgo: Vicente Haya



Unas líneas sobre mi vida en un templo zen de Nagasaki, 
por Vicente Haya
(12 de Julio 2010)




Un silencio que huele a musgo:

El lugar donde se encuentra Kôfukuji es verdaderamente excepcional: rodeado de cientos de miles de tumbas bajo la montaña Kazagashira, en la calle de los templos, imposible de determinar en qué punto de la frontera entre lo vivo y lo muerto. Dentro de los terrenos de Kôfukuji, y ya entemetidas entre las tumbas, hay unas pocas casas; casas de gentes silenciosas hasta donde no puede imaginarse, seres humanos que ya son budas. El tiempo pasa eterno: Allâh se muestra. Un gato sin cola se desliza bajo la ventana, sin darse cuenta de que lo observo; el mundo al revés: el mundo como siempre debí haber estado en él. Imperceptible. Casi cualquier acción humana, casi cualquier pensamiento, rompe la armonía. Los seres humanos dejan de ser rentables para la sociedad de consumo, como Hôsai:


豆を煮つめる自分の一日だった

Mame o nitsumeru jibun no ichinichi datta

Hervir las semillas de soja.
Eso fue lo que hice
en todo un día.


Los yines, los genios y los shaitanes se han quedado abajo en la ciudad, en la otra punta del río. Excepcionalmente, alguno llega hasta los templos pidiendo compasión y el abad Matsuo los cura. 
El otro día, un extranjero de cara sonrosada asomó la cabeza por mi ventana mientras yo rezaba ante el bambú. Me asusté; no dije nada. Buscó una palabra en japonés para decirme. Finalmente, balbuceó: “almeja”. Me encogí de hombros y cerré los ojos. 
No tenemos la obligación de entender todo lo que ocurre. Pero sé que sólo los yines odian la intimidad y miran dentro de las casa ajenas. Se fue con su ruido y seguí rezando en el bambú.

Pint. Shiro Kasamatsu 笠松紫浪 (1898-1991)
"Bambú en verano del 1954"

Satán es el ruido. Por eso no podemos quejarnos del silencio de Dios. Aquí su silencio que huele a musgo. Tiene entremezclados algunos sonidos, que también son silencio: 
Un anciano a lo lejos cava unas estacas en la tierra, el bambú se roza al viento, el sonido lejano de niños que juegan junto al río, las gotas desiguales de la lluvia, el milano reclama su comida, una escoba barriendo hojas secas…, nada, nada, oír el lento crecimiento de las cosas, vivas y muertas. A cada kilómetro un árbol centenario hunde sus raíces entre las tumbas, como si se nutriera del silencio de todos nosotros, una pobre comunidad de vivos y muertos en la que los vivos estamos en clara minoría.

En cierta ocasión, una mujer mirando a las tumbas me dijo: “Ellas te protegen”. 
Es verdad que aquí te sientes protegido, sin hacer nada. En agradecimiento, subo al caer la tarde a pedir por los difuntos. Cuando un amigo japonés me preguntó a qué subía, le dije: Hotoke no tamé tanomimasu. En seguida me dí cuenta de que esta frase es ambigua, pues no sólo significa “Pido por los muertos”, sino también “Pido por el Buda”. Y me autocorregí: “¡Qué tontería he dicho! Pedir por el Buda…” (esta vez usé una palabra para “Buda” que no era equívoca: Shakka). 
«El Buda –me contestó mi amigo- necesita que pidamos por Él». Hotoke no tamé tanomimasu, en japonés antiguo, también significa: “Gracias al Buda puedo pedir”. Las palabras, cuando sumadas conforman un silencio, nos sitúan más allá de donde creíamos que nos llevarían. Ese silencio no es un no-decir, sino una forma distinta de nombrar las cosas. Es verdad que nuestras revelaciones en Occidente son palabra. El Dios que se comunica con nosotros necesita la palabra para mostrar que la conciencia no debe llenarse de palabras. 
En Oriente, la Revelación es sin palabras porque aquí la gente tampoco las necesita. A este decir sin decir de los japoneses le llaman el “arte del hara”(haragei), el arte de hablar con las tripas. Nuestras categorías occidentales no sirven aquí; las categorías de aquí no sirven allí. Aún recuerdo al Padre Masiá en Comillas diciendo con una sonrisa: “Cuando encuentres al Buda, mátalo”, y también recuerdo la cara que puso el Rector de Comillas al escucharlo. Oriente nos obliga a replantearnoslo todo. Los jesuitas de Japón lo saben bien. Decía el Padre Pitau, hablando del Padre Enomilla-Lasalle, ambos jesuitas: “No es que no crea en los dogmas… ¡Es que no cree en el principio de no-contradicción!”. Sin la lógica de la Verdad, el creyente occidental se siente perdido. Oriente es una reeducación para todos nosotros. Una reeducación que no necesita de palabras, de verdades ni de dogmas. 
En tres meses, el abad del monasterio zen de Kôfukuji no ha pronunciado en mi presencia ni una sola vez la palabra “zen” ni me ha explicado absolutamente nada de aquello en que cree.



Pint, de kawase Hasui (1883-1957) Templo Kōfuku-ji  興福寺 
Pagoda de Kofuku " Lluvia en Nara"

Kōfuku-ji 興福寺 Es uno de los  siete grandes Templos budistas más poderosos dentro del budismo en la ciudad de Nara, Japón.
 El templo es la sede nacional de la escuela Hossō y es uno de los ocho monumentos históricos de la antigua Nara inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.


Hay un sinnúmero de razones por las que un creyente puede necesitar pasar una larga temporada en un templo japonés. El hastío de los dogmas y las verdades a las que a veces reducimos nuestras tradiciones espirituales puede ser una de ellas. Pero, para mí, la verdadera razón es haber encontrado un lugar donde se me hace cercana y cotidiana la intimidad con los muertos. 
Antiguamente, los sufíes seguían la vía de los muertos, y se iban a vivir a los cementerios. Necesitamos conocer todas las formas de la cortesía para que el mundo nos permita entrar en su seno. La cortesía con los vivos es diferente de la cortesía con los muertos. Ellos te enseñan otro modo de estar. A los muertos es imposible engañarlos. Al igual que ellos no son lo que creían ser cuando vivían sino que son lo que hicieron, ante ellos tú eres lo que haces. Y, si no aceptan lo que eres, te expulsan. Tratar de vivir en un templo budista no tiene sentido. A los templos budistas no se viene a vivir. Se viene a morir, o se viene porque de alguna forma estás muerto. Buscas la muerte para encontrar la resurrección.







http://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php
Publicado por Alonso Falero






Fuentes:
http://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/7b/Nagasaki_Kofukuji_M5667.jpg
http://cedricbernadotte.com/
https://en.wikipedia.org/wiki/K%C5%8Dfuku-ji
https://www.google.es/imgres?imgurl=http%3A%2F%2Fst.depositphotos.comtemple.jpg&imgrefurl=http%3A%2F%2Fmx.depositphotos.com%2F38074033%2Fstock-photo-jizo-bodhisattva-at-kofukuji-temple.html&docid=
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