jueves, 21 de septiembre de 2017

Haikus de Tan Taigi 炭太祇 1709 -1771



Tan Taigi se hizo famoso a través de Masaoka Shiki, que valoró sus haiku.
 Poeta de haiku de la mitad del período Edo. A la edad de 40 él hizo un sacerdote en el templo Daitoku-Ji 大 徳 寺 真珠 庵 en Kyoto. Más tarde, se alojó en una ermita llamada Fuya-An 不 夜 庵 (Hermitage sin noche) emigró a  Shimabara 島 原 遊 en 1748 y vivió como  amigo de Yosa Buson.
Le gustaba socializar y beber sake y solía decir:

"Cuando rezo a Buda escribo haiku.
Al orar a los dioses sintoístas escribo haiku."

Debido a su consumo intenso de alcohol sufrió una hemorragia cerebral y murió en el año Meiwa 8. Fue enterrado  en el templo de Korin-ji en Kyoto.





Inu o utsu
ishi no satenashi
fuyu no tsuki

犬を打つ石のさてなし冬の月

Ni una mala piedra
que tirarle al perro...
Luna de invierno.

-(Trad. Vicente Haya)


***


El haiku no estará obligado a representar ninguna clase de valores morales. A veces los orientalistas o los predicadores de las religiones que proceden de Oriente han querido atenazar el haiku dentro de las rígidas reglas de una estética que respondiera al orden de sus propios valores. Pero el haiku es una expresión libre. Nada lo obliga más que su propia ley interna; como le ocurre al fuego o al agua. 

En este caso, el poeta, que no es un ente de razón sino un ser humano real, está buscando una piedra que tirarle a un perro que le molesta. Si nos liberamos del punto de vista religioso, nos daremos cuenta de que no es necesariamente un acto de desarmonía pretender hacer callar a un perro que nos incordia en plena noche tirándole una piedra. Sobre todo, con la alta probabilidad que hay de no atinar y hacerle daño, sino simplemente asustarle para que se calle. El poeta para ser parte del Todo tiene que comportarse con naturalidad dentro de él. Cierto autodominio emanado de las normas de la educación social, o de la conciencia de los propios actos que predican las religiones, es legítimo; pero nadie le pide al poeta de haiku la condición de santo. El poeta de haiku no podría sospechar en la vida que serlo le exigiera como coherencia el sacrificio de sí mismo en aras de una idea pseudo-oriental de armonía cósmica. El sí mismo deberá desaparecer a fuerza de placer, a base de dejar entrar el mundo en uno, no dinamitándose en la realidad a la que se pertenece. Hay haikus en los que el poeta desearía talar un árbol para poder ver las lejanas montañas, o se queja de lo ruidosas que son unas cigarras hasta el punto de escribirles un haiku-amenaza, o matando moscas le vienen unas terribles ganas de exterminarlas todas de la faz de la tierra... No estamos ante una sensibilidad blanda que se presente siempre coherente, una propuesta moral concebida en el laboratorio de las ideas, sino de seres humanos que pertenecen plenamente al mundo de lo material, hombres y mujeres que -como norma general- se mueven con delicadeza y respeto por el mundo, como si se lo hubieran permitido usar sin que fuesen a poder considerarlo suyo, pero en el que tampoco están como seres extraños, con “complejo de inferioridad”. Cuando tienen que intervenir, actúan con la misma licencia con que lo hace el resto de la Naturaleza.

En este haiku de Taigi, sin embargo, la luna actúa de freno al nerviosismo irreflexivo del poeta. Partiendo de lo prosaico, de lo extremadamente humano -demasiado humano- de salir a buscar una piedra para ahuyentar a un perro que no le deja conciliar el sueño, el haiku nos lleva a una preciosa luna de invierno, que pasma al poeta y le detiene, y le interroga sin reproches. Va buscando una piedra y encuentra una luna. Y una cosa es tan natural como la otra, sin heroísmos ni falsos méritos.

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*

Yo las barría,
y al fin no las barrí:
las hojas secas.


-Trad. Antonio Cabezas

*

Primer amor.
Se arriman al farol
cara con cara.


-Trad Antonio Cabezas

*

Noche de otoño.
Me pregunto y respondo,
débil de alma.


-Trad. Antonio Cabezas

*

Tobu hotaru
are to iwan mo
hitori kana

Luciérnaga en vuelo;
¡mira iba a decir, pero
estoy solo!

-Trad. Fernando Rodriguez Izquierdo


*


"Dique de bambú cerca del puente Kyōbashi"
Pint. de Utagawa Hiroshige  歌川 広重 
(1797-1858) 


Hashimori to katarite
tsuki no
nagori kana

橋守と語りて月の名殘かな


Estaba charlando
con el guarda del puente…
¡La despedida de la luna!


un haiku con muchas traducciones posibles y distintas. La dificultad reside en los siguientes puntos:
1) Por una parte, no sabemos quién es el sujeto de kataru (charlar). Lo más sensato es que sea el poeta el que habla con el guarda del puente. Aunque, gramaticalmente, podría ser la luna la que conversa con el poeta. Esta segunda interpretación, a nuestro juicio, personificaría innecesariamente a la luna; sería una interpretación extraña y excepcional en la poética del haiku:

La luna y el guarda del puente
Conversación en la noche
Y, por fin, el adiós

Vamos a dejar de lado esta posibilidad, y a quedarnos con el sujeto más convencional: el poeta.
2) Por otra parte, está el nagori. Nagori podría ser el “adiós” del poeta que ha estado hablando toda la noche con el guarda. En ese caso, la cesura métrica debería ser un 9-3-5 sin concesiones: Hashimori to katarite / tsuki no / nagori kana, y una traducción libre del mismo sería:

Charlando con el guarda del puente
una noche con luna
hasta que nos despedimos

Evidentemente, el haiku en este caso perdería una gran parte de su potencial poético. Es más probable que nagori afectase a la luna (tsuki no nagori). Si fuese así, la cesura métrica que con más probabilidad le habría dado el poeta sería la misma (9-3-5), aunque legítimamente pudiera forzarse el haiku en dos versos de 9-8 Hashimori to katarite / tsuki no nagori kana. En cambio, la traducción sí sería muy diferente, y tendría tres variantes:

A) tsuki no nagori, “el adiós a la luna”, puede ser interpretado como la última luna llena del ciclo anual (la última luna de otoño)
B) tsuki no nagori, asimismo puede referirse a la luna a punto de desaparecer al alba
C) Por último, los diccionarios japoneses “de las palabras antiguas” nos hablan incluso de una tercera acepción para ese tsuki no nagori: esa luna que hace dos días fue llena y ahora comienza a dejar de serlo, tomando una forma abombada.
Por tanto, tres nuevas posibilidades. Siempre en traducción libre, para que se entienda mejor la diferencia entre ellas:

Charlando con el guarda del puente,
me despido de la luna llena
hasta el año que viene


De conversación con el guarda del puente
La luna acaba ocultándose
para dar paso al alba


Hablando con el guarda del puente
¡Lo que queda de lo que fue
una luna llena!

Respecto a la clasificación de este haiku, es tan enigmática como su traducción. ¿Querría contarnos el poeta que estuvo toda la noche hablando con el guarda del puente y que acabó viendo cómo la luna “se despedía” de él? ¿Querría tal vez decirnos que la conversación le había impedido contemplar la luna más hermosa del año? ¿O que estuvo toda la noche en compañía de la luna y de su amigo sin que la charla fuera un obstáculo a la contemplación? ¿Se trataba de la última luna llena del otoño, o una luna que va perdiéndose en el horizonte al terminar la noche, o una luna deformada después de haber sido luna llena hace tres días? Casi todo, por tanto, son dudas. Tenemos, no obstante, algunas sospechas de lo que pudo –y no pudo- haber ocurrido. No creemos, por ejemplo, que fuera el guarda el que estuviera a solas con la luna, porque entonces estaríamos forzando a esa luna a hablar (kataru) con el guarda. Tampoco parece que el nagori sea una despedida de los que han estado hablando, sino algo relativo a la luna.

Nos inclinamos a pensar que este haiku resalta la angustia del poeta por el nagori de la luna y que dicho sentimiento se enmarca en un tipo de sensibilidad antigua, de calendario cíclico, donde cada día muere la luna al alba y cada año muere la luna llena tras el 13 de kugatsu (el noveno mes del calendario lunar). Las lunas llenas que habrá hasta el próximo 13 de kugatsu serán pálidas sombras de esta luna. El motivo poético con más pathos de este haiku es la muerte de la luna. Pero no creo que Taigi lo concibiera con tanta fuerza, porque Taigi no es Bashô ni Santôka, sino un maestro especializado en el haiku de jinji [asuntos humanos].

Aprendemos ahora a saborear lo inconcreto, la belleza de lo indefinido, cinco haikus en lugar de uno, la destrucción de la lógica que dicta que una cosa no puede ser su contraria. Traducir haikus es un ejercicio de humildad. Los traductores sólo conocemos con certeza las posibilidades de lo que queda recogido en el haiku. Es decir, la imposibilidad de la certeza.

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La viajera
extrema su elegancia
hasta lo odioso.

-Trad. Antonio Cabezas

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Nagaki hi ya
me no tsukaretaru
umi no ue

長き日や目のつかれたる海の上


Durante todo un largo día:
Mis ojos están agotados
de estar posados sobre el mar

-Trad. Vicente Haya.

Cuando nos quejamos de haber mirado demasiado tiempo la inmensidad del mar. Según nuestro modo de entender, no es un  haiku de verdadera contemplación. Ha dado una vuelta de rosca de más al proverbial amor por la Naturaleza de los japoneses, y nos encontramos de hecho con un poema en los que a fin de cuentas la Naturaleza llega a doler o a cansar al que está ante ella fingiendo que está dentro de ella.
El verdadero místico-poeta no es un adorador de puestas de sol, como tampoco de la luna llena, ni del mar, ni de los cerezos… Cada cosa en concreto es poco para su corazón infinito. Porque el verdadero haijin lo adora todo. Es la red invisible tejida por los seres con su mera existencia, y no los seres en sí, lo que le fascina.
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sore-zore no   hoshi arawaruru   samusa kana

  Grandes y chicas
aparecen estrellas
dentro del frío

-Trad. Antonio Cabezas

*

aki no yo ya   himôn ito no   ki no yowai

Noche de otoño
me pregunto y me respondo
débil de alma

-Trad. Antonio Cabezas

*

飲 き り し し の の の の の の 散 散 散

Nomikiri shi tabi no hi kazu ya koojusan

Muchos días en la carretera
con nada dejado nunca más -
Mi medicina de verano


-Trad. Gabi Greve


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uguiusu no   koe sede ki keri   koke no ue

sobre el musgo
sin que se oiga,
la voz del ruiseñor que vino

-Trad. Vicente Haya


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furakoko no
eshaku koboruru ya
takami yori

Desde lo alto,
mientras se columpia,
manda saludos.

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Shakuyaku no
zui no wakitatsu
hinata kana

芍薬の蘂の湧きたつ日向哉

¡Los pistilos de las peonias
levantados, excitados
a la luz del sol!

-Trad. Vicente Haya.

Audaz relación ontológica detectada por el haijin es la que conforma "sol-sexualidad". 
La sexualidad como efervescencia de vida, como ansia de perpetuación en la vida.

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Kawa sumu ya
ochiba no ue no
mizu go-sun

川澄むや落葉の上の水五寸

El río se trasparenta.
Sobre un fondo de hojas,
una cuarta de agua

-Trad. Vicente Haya.


El haiku es la fidelidad que debemos a la vida. Es lo que capta la realidad con palabras. No es literatura; no es pensamiento. Es la palabra del ser humano cuando éste es una criatura más de la existencia, una criatura como otra cualquiera con su particular forma de expresión, igual que la rana croa, el caballo relincha o el lobo aúlla. El ser humano hace haiku. Y para captar la realidad es imprescindible la exactitud.

El fondo íntimo de este haiku –parece evidente- son las hojas caídas, hojas que pueden verse con toda nitidez en el lecho del río en disposición cuidadosamente desordenada. Para el poeta, en esta ocasión, el agua no es vista como factor del deterioro de las cosas, sino al contrario: esas hojas caídas, en el seno del agua, están en ella como preservadas; todavía más, resaltadas en sus colores y en sus siluetas. Aunque para eso tengan que soportar sobre ellas el peso de “unos quince centímetros de agua ” mizu go-sun, en castellano coloquial, “una cuarta de agua”.

El entendimiento occidental del haiku a veces excluye por incomprensibles algunos excelentes, o bien trata de disfrazar “literariamente” los versos más comprometidos. Un texto en el que se hable de los centímetros de algo para nosotros está más cerca de lo científico que de lo literario (pensando -como hacemos- que el haiku es literatura). Sin embargo, para el japonés entra dentro del prurito de exactitud en reflejar aquello que a uno le ha impresionado. No es en absoluto lo mismo si sobre ese fondo de hojas hay diez, dos metros de agua o una cuarta; la escena cambia, la impresión cambia. Y no hay forma de describirla si no se nos permite determinar los componentes esenciales de lo que nos ha impresionado.

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それぞれの星あらはるゝ寒さかな


Una a una van apareciendo
las estrellas...
¡Qué frío!

-Trad. Vicente Haya.

*

Shizumareba
nagaruru ashi ya
mizusumashi

しづまれば流るゝ脚や水馬


Cuando el río se amansa
las patas de las arañas de agua
fluyen por su superficie

-Trad. Vicente Haya.


El orden no impide, más bien al contrario está compuesto por, la alternancia de los opuestos. Textualmente, este haiku dice: “Cuando se tranquiliza / fluir - patas: / mizusumashi”. Se hace necesaria, pues, proyectar sobre él una imaginación capaz de cubrir los excesivos silencios del poema original. El sentido que nos parece más probable es el apuntado en nuestra traducción, pero gramaticalmente habría alguna otra posibilidad legítima de traducción.

¿En qué consiste la dificultad de este haiku? En que se compone de cuatro palabras. Cuatro palabras para describir una escena del mundo natural en la que podemos ver a unos pequeños insectos con aspecto de araña (en realidad son coleópteros) que se deslizan por encima de la superficie en calma del agua. Insectos que fluyen sobre un agua quieta. Estos son los dos polos internos de este haiku. Por una parte la tranquilidad del agua, necesaria para que se puedan ver estos insectos y para que ellos se comporten según su naturaleza, y de otra parte el fluir, en este caso no de agua sino “de insecto”. Shizumaru (“estar en calma”) y nagaruru (“fluir”) son los dos trozos de sílex que al frotarlo hacen saltar la chispa en este haiku.

Hay un “guiño” que hace el autor al lector más curioso en el nombre del insecto. Mizusumashi significa –literalmente- “imita al agua”. Por qué los japoneses cuando quisieron nombrar a este insecto recurrieron al verbo sumasu nos ha dado mucho que pensar: en qué podía este insecto “imitar” al agua. Desde luego, no porque se identifique en su transparencia con el agua como la medusa o algunos pececillos (los shirauo). Creo que la respuesta está en el mismo haiku: en la capacidad de este insecto de “fluir”. Normalmente, el verbo nagareru (arcaico nagaruru) sólo se emplea para el discurrir del agua o las nubes, exactamente como en castellano el verbo “fluir”. Pero en este caso, puede decirse –el poeta lo hace- que estos insectos son «el fluir que tiene el agua... cuando el agua no fluye».

¿Hay algo más? Quizá sí. Siempre lo hay (Aunque no siempre sabemos si estamos acertando con eso más que decimos encontrar en el poema). Podríamos añadir, y tal vez no fuera sacar las cosas de quicio (todavía más conociendo al autor) que este haiku es para el poeta una escena “divertida” de la naturaleza: unos insectos gozando de su ir y venir, como patinando por encima de la superficie del agua. La quietud del agua, tan cara a los hombres del zen, no ha sido respetada por aquellas criaturas que pertenecen a la propia Naturaleza; ésos que no son sus contempladores vocacionales ni tampoco van de visita ocasional, aquellos que –simplemente- son naturaleza. Y hacen con ella lo que les place; y si quieren, hasta rompen su “belleza”. Unos cuantos insectos aprovechan que el agua está como un espejo para hacer su deporte preferido: deslizarse sobre ella.

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欺いて行きぬけ寺やおぼろ月

Azamuite
yukinuke-dera ya
oboro-zuki

Contando una mentira,
atajo por medio del templo…
La luna con un halo de niebla


-Trad. Vicente Haya.


Sin naturalidad no hay haiku. Sin que la vida brote en nosotros y desarticule nuestro mundo de palabras usadas, volvemos a encerrar nuestra palabra en la cárcel de los convencionalismos estéticos.
El haiku nace en el siglo XVII como una renovación radical del lenguaje poético. En él se pueden incluir expresiones de la vida cotidiana, palabras vulgares, refranes…, y -desde luego- cualquier clase de declaración directa sobre cómo ocurrieron las cosas que tratamos de reflejar:
El poeta se presenta a sí mismo cruzando un templo a costa de una argucia, abriéndose paso por entre la inocencia, engañando al guarda del templo. Un templo del que sólo sabemos que es budista (o-tera) y que interfiere el camino en línea recta de Taigi (yukinuke-dera). Vemos al poeta caminando por él, después de “mentir”, “canturreando”, “silbando” en la noche –azamuku significa todo eso- y va a ser justamente en ese lugar, en ese tiempo, donde le sobrevendrá la cercanía con la existencia que producirá el haiku. El propio poeta no imagina a dónde va a llevarle este atajo que ha tomado. Estamos donde está él y con su misma ignorancia. Taigi nos lleva al lugar y lo recorremos de su mano. También nosotros nos hemos visto obligados a decir una mentira –o al menos a ser cómplices mudos de la falsedad- para entrar.

Para comprender el haiku, para paladear ese encuentro furtivo con la luna en mitad de un templo, debemos ceñirnos a la mentira como clave de paso. El éxito de Taigi es no haber eliminado su malicia de la experiencia de belleza que luego tuvo. No bastaba con decir: “Atajando por en medio del templo, una luna en neblina”, y añadirle cualquier otro ingrediente de la belleza del momento… (¡Quién sabe cuántos otros elementos había allí mismo para haberlos incluido en el haiku sin causar la menor estridencia en el lector..!). El poeta cree necesario, y ahí está el punto de genialidad, añadir a la escena la estratagema que le llevó a ese instante de inmitidad con la luna. No para confesarse ni para culpabilizarse; simplemente, para hacer que la escena esté completa tal como fue en la realidad. Luna, niebla, atajo, un guarda de templo inocente, el cansancio o la necesidad de no dar un rodeo,… y una argucia. Esos son los elementos de la escena, y por eso mismo también del haiku. La picardía de un poeta y la credulidad del que guarda la puerta del templo dan lugar a la contemplación de la luna. Lo que no sabe Taigi es que esa inocencia del guarda del templo -que le permite atajar por él- es parte de una estrategia. El mundo utiliza nuestras mentiras para verse a solas con nosotros en momentos privilegiados.

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*

初恋や
灯籠によする
顔と顔

 hatsukoi / Toro como yosuru / Kao Kao

primer amor 
cerca de la linterna 
cara a cara

*

mireba kesa 
kochira muketaru 
Kakashi kana

Esta mañana, justo en el momento que  miro,
Se vuelve hacia mí
el espantapájaros


*


Caligrafía de Taigi


*


飲 き り し し の の の の の の 散 散 散

Nomikiri shi tabi no hi kazu ya koojusan

Muchos días en la carretera
Con nada dejado más -
Mi medicina de verano

-Trad. Gabi Greve

*

chiri wa mina  sakura narikeri  tera no kure

Hoy la basura
son flores del cerezo.
Tarde en el templo

-Trad. Antonio Cabezas

*

kan ya Getsu 
waga Iku Hitori 
Hashi ningún oto

Luna fría,
camino solo
por el ruidoso puente 
-
la luna es fría.
El puente resuena
cuando lo cruzo en solitario

*

Yama ya Giri 
Miya o Sugo Nasu 
Hora ningún oto

bruma de montaña - 
el guardian del santuario
hace sonar la caracola

*

mushi boshi ya 
nikimi wo samasu 
matsu no Kaze

sopla el viento,
el frío desenvaina
la corteza de los pinos

*

Amaki ka wa 
nan no mo Hana zo 
Natsu Kodachi

Dulce fragancia,
pero  ¿de qué  flor es?
un bosquecillo de lilas en verano
_
Olor a incienso
o ¿quizás es de flores?
bosque de lilas en verano

*

Neru ni Yane 
nushinashi neko ya 
Haru no ame

durmiendo en el tejado.
Ningún gato errante
bajo la lluvia de primavera

*





En memoria a  Tan Taigi 炭太祇 . 

さ が 祗 忌 し し り り り

Sagaribana saite Taigi-ki shuushikeri

Una flor tropical
Con flores colgantes -
Memorial del día de Taigi


-Trad. Gabi Greve

*

寒食 ぐ ぐ る 虫 虫 虫 虫

Kanshoku ya kamado o meguru aburamushi

Comida fresca -
Cucarachas buscando
alrededor del hogar

*



Festival del Santuario de Fujimori 藤森 祭



下手乗せて馬もあそぶや藤の森 

gete nosete uma mo asobu ya Fuji no mori


Con un jinete no calificado
Incluso el caballo puede divertirse -
Festival de Fujimori



***

"El viento del Este " - 
dijo el maestro y el discípulo, 
y siguieron caminando. 

*

Nieve en los bambúes. 
En el pueblo mínima esperanza 
de esta primavera. 

*

temblando entre  llamas: 
los estambres de peonía 
 bajo el sol 


-Trad. Alexander Greguss


* **

Yamaji cometa muko jooka ya no Kazu Tako

sobre el paso en la parte inferior
una ciudad fortificada,
y bandadas de cometas



Jardín del templo Daitokuji – Kioto



月 と 日 な な る る 夏 書 か な

 Luna y Sol
se convierten en las manos del hombre -
Copiando sutras en verano.

*

口 坊 坊 坊 坊 坊 坊 坊

 Para la apertura de la jarra de té
hay visitantes durante la noche -
Refugio de montaña.

***


草 た た た る 夏 祓

Kusa no a ti tatami kaetaru natsu harae

Puerta de caña
el tatami cambiado para 
la purificación de verano

-Trad. Gabi Greve

*

松明 行 乞 行 よ る る の 嶺

Taimatsu ni amagoi-gyoo ya yoru no mina

Rituales de lluvia
a la luz de las antorchas -
Los picos de montaña en la noche

-Trad. Gabi Greve

*

御 僧 の 手 拭 拭 拭 拭 拭

Gosoo no sono tekagita ya ominugui

El olor de las manos
de los honorables sacerdotes -
Limpiar la estatua de Amida

*


太祇馬提灯図
早稲田大学會津八一記念博物館
富岡コレクション

"Taigi y Buson en medio de una tormenta"
Pintura de Yosa Buson 与謝蕪村
1716-1784

El vínculo de Buson con el poeta Tan Taigi (d. 1771), que le enseñó espontaneidad en los versos, 
es evidente en el haiga, Taigi y Buson en una tormenta, (1777).
Un esbozo para celebrar su camaradería en el séptimo aniversario del fallecimiento deTaigi.
Este último se aferra asu paraguas volado de adentro hacia afuera, con un zueco que se le cae, 
mientras que Buson agarra el suyo  medio cerrado, ambos resistiendo a los elementos.



Fuentes:
http://blogs.periodistadigital.com
http://akikazeakizuki.blogspot.com.es/2017/04
http://www.chichinpuipui.fr/archives/
http://haiku.foroblog.net
http://nekojita.free.fr
https://wkdhaikutopics.blogspot.com.es/2009/08/tan-taigi.html
https://terebess.hu/haiku/koltok/taigi.html
http://albertocane.blogspot.com.es/2007/06/tan-taigi.html



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