viernes, 3 de octubre de 2014

Haiku de Mu-i, Juan Carlos Durilén, Carlos Blanc, Momiji




Haiku de Mu-i, Juan Carlos Durilén, Carlos Blanc, Momiji



Pasa septiembre.
El viejo duraznero
no ha florecido...


-Juan Carlos Durilén-
Córdoba, 15 de septiembre de 2014



Difícilmente podría haberse escrito este haiku si su autor tuviera una idea superficial de lo que es el "aquí y ahora".
Con frecuencia se ha malinterpretado la anécdota de un maestro de haiku que ante la pregunta sobre:
-qué es el haiku señaló en silencio el canto de un pájaro que se oyó a través de la ventana,- como una instrucción al poeta de concentrarse solo en lo inmediato.
El núcleo de este haiku es el "no" que contiene el último verso.
Es un haiku que habla de lo que no es, y dicho así (porque es así) esto puede sorprender a más de uno ¿Cómo es posible escribir un haiku sobre lo que no es? ¿No debe todo haiku hablar de lo que es, y además, de lo que es aquí y ahora? Pues bien, este haiku va de lo que no es aquí y ahora, sino de lo que aquí y ahora debía de haber sido y no es.
Habla de lo que no ha ocurrido pero debía haber ocurrido.
Los durazneros (los melocotoneros) florecen hacia el final del invierno o principios de primavera; dependiendo del lugar y de las temperaturas. En Córdoba, Argentina, hemos de entender que florece a lo largo de nuestro febrero, es decir, el agosto de allí. Pero este año este duraznero concreto que hay en una determinada calle de Córdoba ("aquí y ahora") no lo ha hecho. Hay un motivo: es viejo. Pero aunque es viejo el autor ha estado esperando todo agosto (seamos fieles a los tiempos del haiku que comentamos) a que floreciera, ha buscado durante todo el mes un vestigio de vida, por pequeño que fuera, que anunciara la floración. Pero ha sido en balde. Ya está a mediados de septiembre y sigue sin dar la más mínima muestra de ir a florecer.
Pese a las apariencias iniciales, este haiku refleja el momento y lo vive a fondo. Pero nos enseña que el momento no es un punto que exista independiente del resto de los puntos que se suceden en la línea del tiempo.
El momento vivo, nos viene a decir, solo se puede vivir dentro de un tiempo más amplio que abarca el pasado (el recuerdo) y el futuro (la esperanza).

"Pasa septiembre" y el viejo duraznero no ha florecido.

La realidad, en este caso, no acompaña a nuestro deseo ni a nuestra experiencia, y eso tiene un significado al que tenemos que estar atentos porque ahí está la clave de lo que está ocurriendo en este momento y que es una negación.
Cuando escuchamos el canto de un pájaro no escuchamos sonidos aislados que mueren, indiferentemente a la melodía, conforme se añaden nuevas notas del canto. Escuchamos una melodía, es decir, una sucesión de notas que tienen sentido todas juntas reunidas en nuestra conciencia en un único acto, aunque muchas de ellas ya hayan pasado en instantes anteriores de nuestra escucha. Es más, al escuchar el canto de un pájaro estamos presenciando, sin darnos cuenta, tantos otros cantos de pájaros que hemos oído antes y sin los cuales no reconoceríamos ese canto de ahora como canto de un pájaro.
El ahora habla en el tiempo dentro del cual tiene sentido.
El instante es el lugar vivo en que se están encontrando siempre cierto recuerdo y cierta esperanza. Recuerdo y esperanza son, de alguna manera, lo que nos permite interpretar el mundo, lo que evita que éste sea un caos indescifrable.
Para terminar, solo quiero llamar la atención sobre la falta de vistosidad, la desnudez, de este haiku.
Este haiku es como el dedo de ese maestro de la anécdota. De hecho este creo yo que es el verdadero sentido de la anécdota que citaba al principio:


haiku no es el canto que oímos, 
sino el dedo que señala al canto que oímos. 


Pero no para que nos quedemos mirando al dedo, que no tiene nada de especial.
Lo especial no está en el dedo, o sea, en el haiku, sino en aquello a lo que señala.
Pero para señalar hace falta un dedo.
Este es, para mí, el sentido último del haiku.



-Carlos Blanc Portas
Albacete (España),
septiembre 17 de 2014
Blog “Haiku y Poesía”
http://haikuypoesia.blogspot.com.es/




Pintura de Koson Ohara (1877-1945)






Comentario de 紅葉 Momiji
18 de septiembre de 2014, 1:55

Un perfecto ejemplo del llamado haiku de mu-i. 
Y también, como dice Juan Carlos, certísimo comentario acerca de ello.
El "aquí y ahora" tiene para el ser humano una dimensión muy profunda 
que va más allá de lo que meramente sucede en el "aquí y ahora" espacio-temporal.


*


Haikus de MU-I
(Los haikus de “lo que no ocurre”)
El fondo de existencia que no llega a suceder 
es lo que en japonés se llama el 
mu-i (無為)




Una calle de Córdoba- Argentina, el duraznero en flor 
Primavera del 2011



La misma calle, el mismo duraznero
Primavera del 2014


Fotografías de Juan Carlos Durilén




4 comentarios: