Hoja de apuntes de Masaoka Shiki
Cada año nuevo
Cielo y tierra en armonía
El primer día
¡Qué soledad!
Después de los juegos artificiales
una estrella fugaz.
Un gran viento
y repentinamente el estandarte
se levanta.
Ola de calor
Las flores del ciruelo se dispersan
por el pedregal.
Cuando miré hacia atrás
El hombre que me cruzó
Se había perdido en la neblina
El Gran Buda soñoliento
Adormecido
Por este día primaveral
El Gran Buda
y su frescura
implacable.
Ellos contemplan
el océano en junio.
Los Budas al fondo del templo
Dulzor de brisa.
En el verde de mil colinas
un templo aislado.
Atardecer primaveral.
¿Qué lee
el hombre que no tiene mujer?
Las ondas del chapoteo
derriten poco a poco
el hielo del estanque.
La nieve se derritió
en la espalda
del Gran Buda.
Sitio ilustre.
Desyerba la tierra
y lo ignora el campesino.
Un canasto de flores abandonado
y nadie
en las montañas en primavera.
A lo largo la mano corre
por la barandilla del mirador.
Los montes en primavera
Durmiendo sobre la piedra
Mariposa
¿Sueñas tú de mí el infortunio?
Soñando cada año
En los crisantemos
Sueño por ellos
La campana del templo
para de sonar y brilla.
Ah la luciérnaga.
Como compañero
Solicito a la mariposa
Partir de viaje
El aguacero de verano
tamborea
en la cabeza de las carpas.
Jornada corta.
En sus canastas los cormoranes
duermen cansados.
Un pueblo de pescadores
Bailando bajo la luna
El olor a pescado fresco
El puente cedió.
¡Atrás y solitario
el sauce llorón!
A lo largo del río
No encontré ningún puente
Ese día sin fin
El río en el verano
y un puente.
Pero el caballo pasa por el agua.
A gran velocidad
Se lleva el verano
El río Mogami
El puente colgante
En lo alto y en todas direcciones
Balancea la lluvia fresca
¡Peral en flor!
La casa en ruina
Única huella de la batalla
Con mucho esfuerzo
pude colgar
la lámpara entre tantas flores.
Cerezos en flor
y recuerdos de seres queridos.
Todos tan lejos de aquí.
Al chirrido de los insectos
Sale la luna
El jardín oscurece
Pinos en cada isla.
¡Y cómo refresca
el ruido del viento!
¡Qué frescor!
La vela que se apaga
y el ruido del agua.
El frescor
En medio del cultivo de arroz verde
Del único pino
De espalda al Buda.
Oh cómo como refresca
el claro de luna.
Donde miremos
Hay frescor de luces
De dioses y de Budas
En el Gran Buda
la ausencia de entrañas.
Ah que frescor.
Al encender la luz
Las sombras de las muñecas
Una para cada una
Una alondra se vuela
Respiro la niebla
¡Yo camino sobre nubes!
Nuestro canario escapó
Un día de primavera
Llega a su fin
Marejada de nubes bajas
Amontonadas
Sobre la lejana línea del mar
La barca y la orilla
Dialogan
A lo largo del día
La playa.
¿Porqué hacer una fogata
con esta luna de verano?
Un azadón abandonado
en el campo vacío.
¡Qué calor!
Para la delgada waka y para el fino haiku. Un hombre en verano
Sale la luna entre la hierba
y sopla el viento
el canto del hototogisu.
Gracias a la linterna
contemplar al Gran Buda
y el canto del hototogisu.
Ni siquiera un mosquito
después de la inundación
¡Qué soledad!
En la palma de la mano
una luciérnaga.
Ah su frío reflejo
En el rincón de un viejo muro
Totalmente inmóvil
Una araña gorda acecha
Maté una araña
¡Soledad
de noche fría!
Cuando para de cantar
Y vuela
Al fin vemos a la cigarra
Sólo en un árbol
de la inmensa llanura
las cigarras se agrupan.
Una cigarra canta
Frente a la casa vacía
Al último sol
Al borde de la muerte
Más sonora que antes
Las cigarras en otoño
Bosque en verano.
Del que penetra
ni la más mínima huella.
Veinte mil personas
Sin abrigo
La luna de verano
Pintor de rosas.
Las flores no son difíciles
y las hojas peliagudas
Admirar rosas.
¡El cansancio de mis ojos!
La convalecencia
Pintar flores
es mi tarea cotidiana.
¡A comienzo del otoño!
La blanca peonía
Una noche de clara luna
Perdía sus pétalos
¡Las flores silvestres del verano!
En Saga las bellas mujeres
de muchas tumbas.
La amapola florece
y por la brisa del día
desparramada.
Lluvia de otoño.
Las hortensias
se deciden por el azul.
Mi voz
se hace viento
en la cosecha de champiñones.
En el Templo de Taga
Cerezas en el suelo
No hay nadie
Bajando del caballo
En el viento de otoño
Pregunté por el nombre del río
Torbellino de hojas muertas
vienen de lejos.
El otoño llega a su fin
Apoyada a un árbol desnudo
de raras hojas
una noche estrellada.
Los insectos de verano
caen muertos
sobre mis libros.
Ningún insecto
se acerca a la lámpara
Aún más frío.
Me pican
Los mosquitos en otoño
Decididos a morir
En el dormitorio vecino
su luz también se apaga.
Ah qué la noche es fría.
La linterna se apaga
Atravesando el Basho
El ruido del viento (*)
Pobre Templo
reducido a ruinas.
¡Pero qué Basho!
No puedo comer
los caquis que me gustan.
Ah la enfermedad
Pelando una pera
Azucaradas gotas brillan
A lo largo del cuchillo
¡Recuerden!
Fui un gran comedor de caquis
amando haikus. (*)
Tres mil haikus
a revisar.
Dos caquis (*)
Las manzanas robadas
que comí.
Me produjeron dolor de estómago
El ave canta
y cae al suelo
una baya roja.
Una baya roja
rodó
por la escarcha del jardín.
El daimyo.
Queda de su pasar
un terrible frío (*)
Soledad en invierno.
Quisiera hacer una pregunta
al Budha.
Fría mañana.
Alegremente
el acólito entona el Sutra.
El río en invierno.
El agua no es suficiente
para cuatro o cinco patos.
La gran limpieza.
Todos los dioses y Budhas
amontonados en la hierba
Débiles
Esta noche de nieve
Las luces del palacio
Medita el mono a lo largo de la noche ¿Cómo atrapar la luna? (*)
(*) El mono es el hombre y la lección luminosa de la luna... ¿Budha?.
Hago una ofrenda a Dios
y de regreso.
La brama del ciervo. (*)
(*) Ofrenda o “kami”. Dios personifica la naturaleza en el culto “shinto”.
Noche infinita.
¡Pienso
en cómo será en 10.000 años!
Bajo el mosquitero
Ella duerme
Rodeada de luciérnagas
El que detesta esta vida
Debe amar
La flor del cardo
En los cultivos de las alturas
los espantapájaros
se peinan de nubes.
En este mundo efímero.
También los espantapájaros
tiene ojos y nariz.
Una extremidad
Apoyado sobre la montaña
El Río Celeste. *
Aguas termales.
La Vía láctea
en los cuerpos desnudos (*)
La Vía láctea
El campo de patatas
Las garzas blancas (*)
Pasada la media noche
La Vía Láctea
Descansa en un bambú (*)
(*) El Cielo, la Tierra y la vida entre los dos. El cosmos en tres versos. ¿El Río Celeste por Vía láctea?
Salgo del Templo Zen
Entro
A una noche estrellada
Un niño de diez años
Acaba de heredar un Templo
Frío amargo
Pánico.
La escalera se derrumba
sobre los amores de los gatos.
Diez años de trabajo
para pagar mis estudios.
¡El techo gastado!
En esta agua pura
los ricos se refrescan
y también los osos.